jueves, 30 de abril de 2015

Mi reflexión sobre EABE15


Mañana hace dos semanas del que para mí ha sido un evento histórico por muchos motivos, algunos de tanta importancia que me han motivado a retomar las publicaciones en este blog didáctico, que dicho sea de paso, hacía tiempo que tenía medio olvidado.

Si me conoces un poco, sabrás por qué en un principio tenía descartado acudir a EABE15, pero gracias al ánimo, la deferencia y el entusiasmo de Gloria, Manolo y Sinu, terminé haciendo las maletas para vivir una experiencia que necesitaba volver a sentir. Como posiblemente ya sepas, soy bastante friki, así que no voy a comenzar hablando de #EABE, sino de otra de mis pasiones: los videojuegos.

Cuando éramos pequeños, aquellos que hemos crecido en los 80, acabábamos de coger los primeros juegos a color, que normalmente tenían un sencillo y lineal gameplay, acompañado de una simple y repetitiva música, y una leve contextualización que ayudaba a prender la mecha de la motivación. Un ejemplo, podría ser el clásico Kung Fú Master:

Poco a poco, el que es para algunos el octavo arte, iba mejorando, y dio un salto de calidad con las consolas de 16 bits, que comenzaban a aportar unos primeros productos con más argumento, mayores posibilidades de jugabilidad, y una música algo más acorde. De aquella época, recuerdo con especial cariño el juego Soleil de Megadrive, que aunque con una trama lineal, tenía variados mapas abiertos y un personaje que iba aprendiendo habilidades que le servían para avanzar en los distintos niveles.


Llegaron Street Fighter, Doom, Day of the Tentacle, más adelante los Fifa y PES, los Metal Gear, God of War..., y poco a poco empezaron a aflorar una serie de juegos con un mundo libre, en el que la principal característica era que el jugador podía elegir la forma en la que disfrutar del juego sin tener que ceñirse a un guión lineal como ataño. Por motivos obvios, no recomendaré el aclamado GTA, pero sí podría hablar de un sorprendente Ultimate Spiderman para PS2 o Los Simpsons Hit and Run.

¿Y qué tiene que ver todo esto con #EABE15?

Desde que entré en el mundo de la Educación, primeramente como maestro y posteriormente como asesor de formación (pudiendo contar mi tiempo como alumno), he podido ver cómo las programaciones podían ser lineales y aburridas, al igual que muchos de los congresos a los que he podido asistir: varios ponentes, todo el mundo sentado y callado, y poco más. Como en aquellos primeros y lineales (aunque divertidos) videojuegos.

Más adelante, empecé a ver que tras una ponencia inaugural, comenzaban a introducirse trabajos en grupo o talleres, que aunque en ocasiones y según el ponente podían convertirse en micro-conferencias, daban cierto lugar a la participación y el debate. Algo parecido a el segundo tipo de juegos que he mencionado, en los que la variedad de mapas permitían cierto margen dentro de una historia lineal.

En 2012, y como podrás ver en el vídeo de mi intervención, me enamoré (o me infecté) del dinamismo, la posibilidad de participación, la productividad y la horizontalidad de #EABE12, que me animó a trasladar su magia lo mejor que pude a las ya no tan tradicionales jornadas pedagógicas del CEP de Antequera. De igual forma, joyas como Tomb Raider o Soul Reaver, en su momento me despertaron tal pasión que incluso llegué a componer canciones que han estado sonando durante años en algunos escenarios de la provincia de Málaga y sus alrededores.

De esta forma, y con este particular recorrido llego hasta nuestros días, momento en el que los videojuegos cada vez son más completos y permiten una mayor libertad de acción. Así, en Assassin's Creed 2, puedes elegir en cualquier momento entre seguir la trama principal o pararte a realizar misiones secundarias ayudando a algunos ciudadanos (algunos tan ilustres como Leonardo Da Vinci). También está como posibilidad el simplemente pasear por Florencia e interactuar con su gente, disfrutar de su paisaje buscando objetos entre sus diferentes recovecos, o superar determinados retos que ayuden a mejorar y completar a tu personaje. En resumidas cuentas, es el propio jugador el que construye su disfrute (y su aprendizaje) con total libertad, lo que le permite alcanzar cotas que jamás nos habríamos planteado en aquellos añorados años del MSX.

Y es precisamente en este punto donde más podría conectar con #EABE15, ya que cada participante podía elegir en todo momento qué quería hacer: tomar el programa íntegro, escoger entre talleres, compartir sus experiencias, trabajar con otros compañeros y compañeras, darse un paseo por las instalaciones, desvirtualizar a personas que admiras desde la distancia, volver a encontrar a viejos amigos, escuchar charlas interesantes, crear proyectos, y un enorme etcétera que no nombraré porque con todo lo que ya he soltado sobre los videojuegos no quiero extenderme más de la cuenta.

En #EABE15 nos hemos sentido libres y cada cual ha elegido su camino, de esta forma y como decía al principio, a pesar de tener completamente descartada mi asistencia, he podido cocinar mi propio salmorejo con los ingredientes que he podido coger, al igual que lo hizo mi mujer (que no sabe lo contento que estoy por ello) y todos aquellos que gracias a este formato tan espectacular han podido generar el mejor de los aprendizajes.

A partir de ahora, el reto es llevarnos esta genial forma de trabajo a nuestros respectivos centros, y seguir "infectando" con nuestra ilusión y nuestras ganas de mejorar a todos los compañeros y compañeras que quieran sumarse a esta forma libre y horizontal de trabajo, que al igual que la evolución de los videojuegos, nos pueda llevar a hacernos vibrar a nosotros y a nuestro alumnado como nunca lo habríamos imaginado.

La Fuerza nos acompaña, y cada día somos más "locos", por lo que antes o después dejaremos de ser la resistencia, para comenzar a vivir en un mundo educativo donde el virus pedagógico de la innovación y la continua mejora, campe a sus anchas en todos nuestros centros educativos.


Para finalizar, compartiré que me traje la maleta llena de proyectos e ideas que poder aplicar en mi CEP, la cabeza ha vuelto a conectar algunas neuronas que llevaban tiempo esperando volver a funcionar (me ha encantado volver a dar una charla), y mi corazón está lleno gracias al factor humano de la organización. Al respecto, tengo que agradecer a Gloria, Manolo y Sinuhé por haberme dado este empujón que tan bien me ha venido y que me ha supuesto tal impacto que me ha dejado sin palabras. Como me gusta decir, os veo poco, pero os aprecio mucho, y sin vosotros, jamás habría tenido la oportunidad de disfrutar como lo hice del salmorejo de #EABE15. ¡GRACIAS!



Con mucho que decir pero sin tiempo para ello, me despido hasta pronto compartiendo el vídeo con el contenido de mi intervención. Espero que os guste:



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